Los nuevos formadores internos como agentes de cambio.
Imagen: The New School |
Necesitamos más "agentes de cambio".
¿Por qué formadores internos? Cultura interna y oficio.
Mi primer impulso, la primera iniciativa, el primer paso que he dado siempre en todas las organizaciones en las que he trabajado, ha sido organizar (cuando no lo había) o desarrollar un equipo de formadores internos.
En todas las ocasiones ese equipo ha sido una fuente de energía y motivación para plantillas quemadas, aburridas, desafectadas...
Formadores, mentores, tutores, dinamizadores..., se les llame como se les llame, su función principal es la de ser puente que une a los profesionales con los valores de la empresa y pieza principal en la "gestión del cambio".
Mucho han cambiado las cosas desde mis primeros pinitos en la formación de formadores y fundamentalmente ha cambiado una cosa: en la era de la información, en la era digital aprendemos de otra manera: necesariamente debemos incorporar nueva información a nuestro conocimiento profesional para mantenernos actualizados y eso hace que accedamos al conocimiento más allá de las aulas y las sesiones formativas presenciales.
Siempre fue así, pero ahora lo es mucho más y aprendemos de los colegas, googleando, en YouTube... aprendizaje informal en fin, en un porcentaje que ronda para muchos autores el 80%.
Los tradicionales "planes de formación" de las empresas evolucionan muy lentamente hacia el desarrollo de Entornos Personales de Aprendizaje (EPA) y Redes Sociales Corporativas (Comunidades de Aprendizaje) que permiten agrupar todo ese conocimiento interno y darle difusión a toda la organización.
¿Dónde queda el papel del formador interno en este panorama?
Teniendo esto en cuenta, he empezado a darle vueltas a los cambios a introducir en las tradicionales sesiones de formación de formadores que se llevan a cabo en todas las organizaciones que disponen de formadores internos. Y después de varias acciones de prueba y observación veo que:
Los nuevos formadores llevan su smartphone en el bolsillo y, como el resto de los mortales, al finalizar una sesión con el resto de formadores de la empresa, organizan un grupo en WhatsApp que servirá para seguir en contacto y cohesionar el grupo, hará que cada formador se sienta miembro de un equipo, desarrolle el sentimiento de pertenencia a un clan.
¿Dónde queda el papel del formador interno en este panorama?
Teniendo esto en cuenta, he empezado a darle vueltas a los cambios a introducir en las tradicionales sesiones de formación de formadores que se llevan a cabo en todas las organizaciones que disponen de formadores internos. Y después de varias acciones de prueba y observación veo que:
Los nuevos formadores llevan su smartphone en el bolsillo y, como el resto de los mortales, al finalizar una sesión con el resto de formadores de la empresa, organizan un grupo en WhatsApp que servirá para seguir en contacto y cohesionar el grupo, hará que cada formador se sienta miembro de un equipo, desarrolle el sentimiento de pertenencia a un clan.
Los nuevos formadores no le temen a la "Flipped classroom", la clase invertida y se graban en vídeo para que los futuros participantes de una acción formativa de la que son responsables, sepan de ellos, conozcan la voz y las maneras de quien conducirá las sesiones tanto si son presenciales como virtuales. Graban también "demos" y "tutoriales" que resumen o complementan los aspectos principales que se trabajen en las sesiones.
Los nuevos formadores saben jugar , aplauden los logros de los participantes en el juego del aprendizaje estimulando la superación de retos, preguntan continuamente e incorporan las respuestas al contenido de la sesión, ayudan a la gente a sacar sus propias conclusiones y a que las compartan con los otros.
Los nuevos formadores predican con el ejemplo y se mantienen al día en su profesión alertando información en Internet (RSS), participando en las redes sociales en las que se hallan sus colegas de profesión (LinkedIn), probando nuevos recursos que permitan un acceso especializado y filtrado a la información (content curation), manteniendo permanentemente el espíritu de "aprendiz".
Los nuevos formadores diversifican recursos y ritmos, ya que tienen en cuenta que no todo el mundo se mueve a la misma velocidad, ni aprende de la misma manera. Intenta individualizar su relación con los participantes a través de la comunidad de aprendizaje (Red Social Corporativa) que abre para sus "alumnos" en Internet y que le permitirá seguir en contacto tanto individual como grupal con el grupo de participantes y en la que promoverá el intercambio de experiencia, buenas prácticas y conocimiento entre sus miembros.
Los nuevos formadores predican con el ejemplo y se mantienen al día en su profesión alertando información en Internet (RSS), participando en las redes sociales en las que se hallan sus colegas de profesión (LinkedIn), probando nuevos recursos que permitan un acceso especializado y filtrado a la información (content curation), manteniendo permanentemente el espíritu de "aprendiz".
Los nuevos formadores diversifican recursos y ritmos, ya que tienen en cuenta que no todo el mundo se mueve a la misma velocidad, ni aprende de la misma manera. Intenta individualizar su relación con los participantes a través de la comunidad de aprendizaje (Red Social Corporativa) que abre para sus "alumnos" en Internet y que le permitirá seguir en contacto tanto individual como grupal con el grupo de participantes y en la que promoverá el intercambio de experiencia, buenas prácticas y conocimiento entre sus miembros.
Los nuevos formadores, en fin, estimulan y entrenan en el trabajo colaborativo, la innovación, el aprendizaje permanente y el compromiso con la organización, siendo los principales "agentes de cambio".
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