Jubilación creativa: #Reskilling, buscando nuevas experiencias...

Creada por DESIGNER IA

Sigo desde hace tiempo las publicaciones del blog de Futureforwork Institute FFWI que suelen abrirme ventanas a nuevas preguntas sobre el futuro del trabajo y de la gestión de personas.

En su último post "Es el fin del trabajo tal como lo conocemos (y me siento bien)https://www.futureforwork.com/it-is-the-end-of-work-as-we-know-it-and-i-feel-fine/ (cuya lectura os recomiendo), analizan un artículo de Avital Balwit sobre un futuro dominado por la inteligencia artificial #IA que, como siempre, me ha hecho revisar algunos conceptos sobre el envejecimiento activo, el talento sénior y la planificación de la longevidad.

Está comenzando a cambiar, seguramente gracias a los nuevos valores que están incorporando al mundo laboral las generaciones más jóvenes, la concepción del trabajo como el centro vital alrededor del cual giran todas nuestras actividades cotidianas. 

Las rutinas y los ritmos vitales se organizaban alrededor del trabajo que se consideraba la "piedra angular" de nuestras vidas. Nuestro éxito personal y social se definía, y aún lo hace, a partir de nuestra relevancia y aportación a la empresa o al negocio que ocupaba gran parte de nuestro día a día.

Al jubilarnos perdíamos esta centralidad del trabajo y esa referencia a nuestro éxito personal y, por tanto, la jubilación podía vivirse en muchos casos como un fracaso, una muerte social, una ruptura...

Podía suceder además que el jubilado tuviera una sensación de inutilidad al ser apartado de la vida laboral productiva y se sintiera culpable por ello, como si el llegar a cierta edad fuera un defecto o una enfermedad que nosotros nos hubiéramos provocado. Ese sentimiento ha podido verse agravado por la cascada de prejubilaciones que a partir de la crisis del 2008 se han producido en muchas empresas de nuestro país, con lo que esa sensación de inutilidad puede ser más acusada si cabe cuando se tienen menos de 60 años y se está en un momento laboral, productivo y vital óptimo.

Aunque el hecho de que la oleada de prejubilaciones fuera tan grande pudo convertir el sentimiento de fracaso personal en una vivencia de experiencia colectiva, tal como comenta Santi García aplicado al desempleo, en el artículo mencionado al inicio de este post.

https://cadenaser.com/nacional/2023/05/24/una-espana-mas-llena-mas-vieja-y-mas-intercultural-estas-son-las-consecuencias-de-la-nueva-piramide-de-poblacion-cadena-ser/

De la misma forma que la #IA apartará del mercado laboral a muchos trabajadores, el "invierno demográfico" que comenzamos a vivir, jubilará a muchísimos trabajadores en un momento en el que la esperanza de vida en España está por encima de los 83 años de media. La madurez se alarga, de forma que los mayores de 65 años en buenas condiciones de salud, con gran experiencia laboral y con ganas de continuar aportando a la sociedad, serán cada vez más numerosos, constituyendo una nueva mayoría. 

El futuro es sénior. Como afirma Eduard Punset en "El viaje a la felicidad", El futuro ha dejado de ser monopolio de la juventud.

Siguiendo el hilo del libro de Punset, entramos de lleno en la era del mantenimiento, de forma que, cumplidas las funciones reproductoras (e incluso de "producción"), las personas van a dedicar recursos y esfuerzos durante largo tiempo, al mantenimiento del organismo, de las relaciones, del nivel de vida, del aprendizaje y adquisición de nuevos recursos que nos permitan responder a nuevos retos de un entorno cambiante.



Pirámide de madurez en mantenimiento en la industria


Y si lo aplicamos a la pirámide de madurez en el mantenimiento de la industria, nuestras estrategias de mantenimiento deben abordar desde la reparación de un fallo tanto orgánico, como relacional o productivo, hasta la planificación cuidadosa de nuestra previsible longevidad.

Vivir no desde la edad cronológica, sino en función de la esperanza de vida, de la longevidad conquistada, en función del futuro, no del pasado. Y por ello, dar más importancia a lo que queda por hacer, por sentir, por probar, que al recuerdo de lo vivido hasta ahora.

La jubilación cambia nuestras rutinas y hábitos, nuestra capacidad financiera, nuestro entorno social... y tantas otras cosas. Merece, pues, una cuidadosa planificación del tiempo y las relaciones, con la vista puesta en este nuevo ciclo vital que será, en muchos casos, casi tan duradero como el ciclo productivo laboral.



Muchas de las certezas, conocimientos y logros del pasado habrán quedado obsoletos o en plena transformación. Uno de los “trabajos” casi obligatorios en este ciclo vital para poder seguir aportando, es dedicar tiempo y esfuerzo a nuestra transformación profesional (Reskilling), a esa continua adaptación a un entorno cambiante.

Y ¡está claro que las personas están envejeciendo mejor que las empresas! Los sénior debemos seguir contribuyendo a la transformación de las organizaciones y los negocios.















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