Madurescentes frente al Cantábrico
Huyendo del calor, escribo desde la Marina de Cuyedo, frente a Santander.
Durante el viaje he hablado con Marta hasta la saciedad de todas las expectativas, las ilusiones, las esperanzas puestas en el próximo otoño, después del tiempo en crisálida que supone el mes de agosto.
Madurescentes a punto del vuelo de renovación.
Hemos repasado síntomas y temores, desde la tristeza y el malestar que provoca la menopausia, hasta el amor a una misma que provoca la experiencia vivida.
Durante el viaje he hablado con Marta hasta la saciedad de todas las expectativas, las ilusiones, las esperanzas puestas en el próximo otoño, después del tiempo en crisálida que supone el mes de agosto.
Madurescentes a punto del vuelo de renovación.
Hemos repasado síntomas y temores, desde la tristeza y el malestar que provoca la menopausia, hasta el amor a una misma que provoca la experiencia vivida.
En el Norte se vive la playa de una manera totalmente diferente del Mediterráneo. Mientras paseamos por la península de la Magdalena en Santander observamos qu hay pocas toallas extendidas en la arena y que la mayor parte de los bañistas están de pie o paseando por la orilla del mar. Hemos llegado junto al Sardinero con la bajamar y está la orilla plateada y el mar quieto como un plato y de
color acero. Se presta a la conversación reposada, a la refexión pausada.
Y eso es lo que hace la gente en la playa, conversar con la mirada puesta en el horizonte que aquí parece que está lejos, muy lejos.
Y el mar es en el Cantábrico un espacio de trabajo, es importante el trasiego de mercantes y pesqueros hoy que hace tan buena mar... Y la conversación fluye in dificultad.
Ante las mansiones santanderinas, nos viene a la cabeza el futuro que nos espera en el que tendremos que compartir más. Seguramente será una buena experiencia si acertamos con los compañeros de viaje, pero está claro que tendremos que compartir casa, coche, espacio de trabajo. Está claro que muchos de los babyboomers no viviremos en familia, ni en pareja, sino que tendremos que reinventar las comunas de los años 70, seguramente con normas y asistencia sanitaria, pero huyendo de residencias y hospitales y compartiendo cocina y medicamentos... ¿Será esta conversación porque Santander está llena de ancianos en plena forma?
Rematamos la tarde con un baño en la playa de Somo, ha subido la marea y el oleaje..., una delicia
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