EMOTIONWARE: liderando la tribu
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EMOTIONWARE - MINDWARE - SOFTWARE - HARDWARE (terminología de Fernando Trujillo)
Los seres humanos somos seres sociales. Venimos a este mundo como resultado de las acciones de otros. Sobrevivimos aquí dependiendo de otros, no existe prácticamente ningún momento en nuestras vidas en el que no nos beneficiemos de las actividades de los demás.
Por esa razón, no ha de sorprendernos que la mayor parte de nuestra felicidad surja en el contexto de las relaciones con los demás.
DALAI LAMA
Estoy, de forma inesperada, inmersa en un mes de julio frenético, de aquí para allá sin parar ni un segundo, y todas mis palabras se abocan sin querer hacia la imparable potencia de lo que empieza por CO, porque el estar permanentemente COnectados nos está enseñando a COmpartir.
En cualquiera de las actividades en las que he estado envuelta estos últimos días he buscado los ojos, la mirada, de los que me escuchaban hablar mientras batallaban con la información en Google o en cualquiera de las aplicaciones que nos ayudan a convertir información en conocimiento. He buscado en esas miradas al individuo solitario que se diluye, se esconde en el grupo siempre atemorizado por esa inseguridad que nos provoca la ignorancia.
El grupo nos acoge y nos envuelve, nos devuelve a la tribu protectora de la que salimos hace unas décadas, tal vez ya centurias. He observado estos días en Facebook, (que, cómo no, ha vuelto a cambiar algunas de sus aplicaciones), cómo algunos de mis contactos volvían a la tribu y a charla sin contenido alrededor de la hoguera... Chats interminables de caricias y achuchones virtuales sin más objeto que reforzar ese sentimiento de pertenencia al grupo.
Lo mismo que se observa en una sesión presencial cuando los asistentes cruzan miradas cómplices ante una afirmación rotunda o un chiste oportuno.
Releyendo el libro de Seth Godin, Tribes, encuentro una posible explicación al fenómeno observado en Facebook y que también es frecuente en Twitter.
Dice Godin que los nuevos líderes son aquellos capaces de organizar a su alrededor grupos de seguidores fieles (fans, followers...) que amplifican con sus menciones las acciones, frases célebres, reflexiones o anuncios de estos líderes virtuales. Nuevos líderes que ya no necesitan de un auditorio, la televisión o la prensa para dirigirse a las masas de seguidores y partidarios, sino que se expresan a través de un abanico de herramientas y canales para llegar a una amplia red social que comenta, replica, difunde, cita, bloguea o tuitea cada aportación del líder y ese fenómeno de replicación llega a tener más trascendencia que la aportación original.
Godin habla de que la habilidad que caracteriza a estos líderes es lo que él llama "Tribe Management", y se construye alrededor de la certeza de que las personas lo que quieren de verdad es conectar con personas, no con empresas, quieren conectar con historias personales que les den algo de qué hablar, algo qué contar de sí mismos y de otros.
Así que estos líderes se mueven en el terreno de la gestión de las emociones, conectando historias y experiencias compartidas en red. Tocando directamente a través de la conversación online la fibra de la emoción que nos hace reconocernos en otro, desear compartir tiempo y espacio con otro, formar parte del privado y exclusivo pequeño mundo virtual de los interlocutores del líder, ser citado en el #FF, obtener una caricia en forma de mención... pertenecer a la tribu.
En cualquiera de las actividades en las que he estado envuelta estos últimos días he buscado los ojos, la mirada, de los que me escuchaban hablar mientras batallaban con la información en Google o en cualquiera de las aplicaciones que nos ayudan a convertir información en conocimiento. He buscado en esas miradas al individuo solitario que se diluye, se esconde en el grupo siempre atemorizado por esa inseguridad que nos provoca la ignorancia.
El grupo nos acoge y nos envuelve, nos devuelve a la tribu protectora de la que salimos hace unas décadas, tal vez ya centurias. He observado estos días en Facebook, (que, cómo no, ha vuelto a cambiar algunas de sus aplicaciones), cómo algunos de mis contactos volvían a la tribu y a charla sin contenido alrededor de la hoguera... Chats interminables de caricias y achuchones virtuales sin más objeto que reforzar ese sentimiento de pertenencia al grupo.
Lo mismo que se observa en una sesión presencial cuando los asistentes cruzan miradas cómplices ante una afirmación rotunda o un chiste oportuno.
Releyendo el libro de Seth Godin, Tribes, encuentro una posible explicación al fenómeno observado en Facebook y que también es frecuente en Twitter.
Dice Godin que los nuevos líderes son aquellos capaces de organizar a su alrededor grupos de seguidores fieles (fans, followers...) que amplifican con sus menciones las acciones, frases célebres, reflexiones o anuncios de estos líderes virtuales. Nuevos líderes que ya no necesitan de un auditorio, la televisión o la prensa para dirigirse a las masas de seguidores y partidarios, sino que se expresan a través de un abanico de herramientas y canales para llegar a una amplia red social que comenta, replica, difunde, cita, bloguea o tuitea cada aportación del líder y ese fenómeno de replicación llega a tener más trascendencia que la aportación original.
Godin habla de que la habilidad que caracteriza a estos líderes es lo que él llama "Tribe Management", y se construye alrededor de la certeza de que las personas lo que quieren de verdad es conectar con personas, no con empresas, quieren conectar con historias personales que les den algo de qué hablar, algo qué contar de sí mismos y de otros.
Así que estos líderes se mueven en el terreno de la gestión de las emociones, conectando historias y experiencias compartidas en red. Tocando directamente a través de la conversación online la fibra de la emoción que nos hace reconocernos en otro, desear compartir tiempo y espacio con otro, formar parte del privado y exclusivo pequeño mundo virtual de los interlocutores del líder, ser citado en el #FF, obtener una caricia en forma de mención... pertenecer a la tribu.
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