Infragilis et tenera

Infragilis et tenera




Hace tiempo que no grito, ni susurro.
Ni frío, ni calor.
Hace tiempo que no tiemblo, ni me estremezco de emoción.
Hace tiempo que no anhelo el roce de una mano recorriendo mi espalda.
Ni una sola lágrima.
Hace tiempo que he dejado de buscar esa mirada que sólo a mí se dirige, que sólo a mí me busca.
He fabricado la más perfecta coraza, las escamas más poderosas contra el desamor, el desprecio, el rechazo...
Soy inmensamente fuerte en mi soledad.
Ahora comienza el arduo trabajo de tumbar cada ladrillo, cada fría piedra del muro que me impide avanzar y que se llama miedo.
Ahora toca cimbrearse como los juncos y dejarse tocar de nuevo el alma.
Vértigo.
Sé audaz.

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