Cromañón 2.0: una reflexión sobre el aprendizaje en la madurez
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Me han llamado "cromañón2.0". Mi primera reacción es de protesta, casi indignación, por tan moderna me tengo... Repaso diariamente las herramientas en la nube que utilizo, las redes sociales en las que intervengo, las aplicaciones que uso en mi smartphone..., recogiendo cualquier novedad, cualquier variación. Consulto blogs y páginas web a través de feedly buscando información de última hora sobre tendencias e innovaciones. Participo en jornadas y encuentros sobre social media, transhumanismo y smart cities para codearme con lo más moderno de mi ciudad... Pero mucho me temo que quien ha lanzado sobre mí semejante improperio: "cromañón2.0", tiene razón.
Por más que intente estar al día..., la biología no engaña, soy una adulta "senior", profesional en declive a punto de oxidación total... para una treintañera llena de energía y de proyectos sin realizar, desaprovechada y precarizada, que entre sus loables principios "antisistema" está el previsible prejuicio del "edadismo", vaya... que huelo a naftalina, según escribe en su blog, aunque hable de robotización y smart citizens. El término está bien hallado: "cromañón2.0".
Aunque también podría recibirlo como un halago si lo contrapongo a "neardental1.0", pero por el tono y el contexto de donde lo he leído creo que a su autora no le ha gustado especialmente la charla sobre "El Futuro de los Babyboomers" y la "Silver Economy" que pronuncié hace unos días.
Pero después de la primera reacción de sorpresa y enojo, tengo que agradecerle que me ha provocado, en mi ducha matinal, una reflexión que va más allá de la eterna guerra generacional y que tiene que ver efectivamente, con profundizar en la manera que tenemos las personas de cambiar, de adaptarnos a la realidad en continua transformación, de desaprender y aprender nuevas técnicas, adquirir nuevos hábitos y rutinas, la manera que tenemos los adultos de seguir en la brecha antes de tirar la toalla y adentrarnos en la laguna en calma de la vejez... cosa que yo espero no hacer hasta dentro de un montón de años.
Es cierto que nuestro acceso a nuevo conocimiento y nuevos valores es muy diferente de cómo lo hacen generaciones más jóvenes, seguramente no sumamos, no absorbemos como las esponjas, no "incorporamos", sino que modificamos levemente lo ya sabido, lo ya experimentado; pulimos y le damos la vuelta como mucho a creencias y conceptos firmemente arraigados en nuestro espíritu. Seguramente lo que nos es más costoso y requiere un ejercicio doloroso es desaprender lo que nos funcionó en otro momento.
Si bien el aprender se nos da como algo automático desde que nacemos y nuestra vida depende de ese continuo aprendizaje para adaptarnos a nuestro entorno, el acto de desaprender es voluntario y requiere de una interiorización costosa. La metacognición, el pensar sobre cómo aprendemos, sobre como hemos construido hábitos y creencias es fundamental para poder desmontarlos y construir nuevas formas de ver el mundo.
Desaprender exige un esfuerzo consciente de descodificación de patrones para situarnos en el terreno de la curiosidad y la incomodidad intelectual que obliga a la acción. Y es acto fundamental para transitar por la madurez profesional subidos en la tabla de surf del aprendizaje continuo.
Pero salgo de ver la última película de Sorrentino, Juventud, y comparto con los protagonistas el poder curativo del olvido, mecanismo inconsciente de desaprendizaje que nos permite mirar hacia adelante en lugar de regodearnos en lo pasado.
Y así cuando me refiero a mi experiencia, hablo en presente y pienso cómo traer el tono, la fuerza, la energía... que descansa en un rincón de mi cabeza a esa idea que ahora bulle por salir e inundar mi hoy.
Cromañón 2.0 hasta la médula, si me comparo con muchos de mis iguales que repiten hasta la saciedad la fórmula que ayer les hizo triunfar y que hoy no entienden porqué ya no sirve. Cromañón 2.0, sin miedo a la tecnología, pero también sin miedo al pasado que se me ofrece como mi diferencial competitivo.
Cromañón 2.0 porque quiero pertenecer a la nueva especie de knowmads, trabajadores del conocimiento en permanente transformación, líquida y liviana...
Imagen: en el blog de Andrés Ortega |
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