#SeniorJob - Preparando el futuro del trabajo de los +50

"Adolescencia" y "jubilación" fueron invenciones del siglo XX. En la etapa "Modern Elder" que está surgiendo hoy, estamos llenos de sabiduría y curiosidad... buscando el significado, no el retiro. CHIP CONLEY


La longevidad es un regalo, no una maldición. Estamos transitando desde un pasado de seguridad laboral y estabilidad a un futuro de flexibilidad y aprendizaje. En este entorno parece imprescindible analizar cómo evolucionarán los trabajos, los oficios y las profesiones, y qué deben hacer los profesionales para hacer la transición a esas nuevas funciones y seguir, así, aportando su experiencia y conocimiento a la sociedad durante muchos más años.

Sin embargo la cultura occidental teme envejecer mientras que culturas orientales o indígenas respetan y valoran mucho a sus mayores y sus miembros aspiran al estatus de "anciano". En Occidente ocultamos los beneficios de envejecer, que tienen que ver con la alabanza de la lentitud, los atajos que proporciona la experiencia, el reconocimiento de las pequeñas cosas que proporcionan la felicidad, etc., porque estamos obsesionados con la juventud. 

El estereotipo de la persona mayor la presenta frágil y débil y pasa por alto la sagacidad, la capacidad de superación, el apetito de nuevas experiencias, la sabiduría y la fuerza que proviene de una perspectiva formada a través de décadas de desarrollo de la propia historia, la paciencia y tantas otras  aportaciones de que provee el paso de los años.

La intolerancia hacia lo "viejo" está profundamente arraigada en nuestra sociedad. Parece incomprensible que casos flagrantes de discriminación por edad (edadismo), no pasen por los tribunales como sí lo hacen los casos de homofobia o racismo.

¿Por qué no denunciamos estos casos los babyboomers que estamos ahora entre los 55 y los 75 años, año arriba, año abajo? Porque fuimos nosotros mismos quienes creamos la idea de que la vida plena debía asociarse a la juventud y el resto era decadencia, y ahora seguimos concentrados en trabajar duro para "pasar" por jóvenes eternos. Nuestra generación, Peter Pan, nunca creyó posible que el envejecimiento le fuera a suceder... En una sociedad que se define a través de la sexualidad y lo económico, la forma en que te ves y lo que vistes señala tu poder, o la falta de él. Las señales (arrugas) de "haber transitado intensamente por la vida" son por ahora moneda devaluada.

Los valores de nuestra cultura se basan en gran medida en los logros y en el consumismo. Pero si llegas a los 50 sin haber cosechado el éxito bajo estos dos parámetros, parece que no has empezado a vivir realmente. Y muchas personas llegadas a este punto comienzan a preparar su fuga y a preguntarse ¿qué he estado haciendo?¿Puedo escapar? Es la crisis "madurescente". Y si en la primera mitad de la vida la mayor parte de nuestros actos tratan de acciones externas como construir una carrera profesional, generar prosperidad material, en el adulto mayor se vuelven introspectivos  y puede ser una etapa "regeneradora" (nuevos aprendizajes, nuevos hábitos, nuevas compañías...).

Normalmente la espoleta que desencadena la crisis madurescente laboral es: "mi trabajo no es importante, no es trascendente, no causa impacto". Este sentimiento de inutilidad, profundamente relacionado con la edad, nos trae a la memoria la conciencia de la muerte y la urgencia por dejar huella, por construir un legado. Y así, algunos abandonan rutinas y certezas (actualmente muchos involuntariamente) e inician la travesía del autoconocimiento y la transformación.

Muchos empleadores malinterpretan las motivaciones y circunstancias de sus empleados para desear jubilarse. En muchos casos no se trata de cansancio, deterioro o falta de motivación y compromiso. En muchos casos corresponde a una sensación de hartazgo del sistema organizativo que les ha relegado a la irrelevancia, o a su relación con jefes y colaboradores deteriorada por el paso del tiempo y a la vivencia de que su trabajo no tiene ni sentido ni trascendencia.

La expectativa de un futuro en el que los mayores de 50 seremos la nueva mayoría, en el que la esperanza de vida alcance medias superiores a los 85 años y los índices de natalidad sigan sin remontar, parece urgente empezar a diseñar "planes de trabajo" y "mapas de futuro" para trabajadores maduros que verán alargarse su carrera profesional y la posibilidad de seguir activos laboralmente hablando. Es ya el momento de comenzar a elaborar planes de "Age Management" (Gestión de la Edad)

En Dinamarca (datos extraídos del Informe 2018 del Foro Económico Mundial de Davos)  se habla por ejemplo de un nuevo término laboral: 

la FLEXIGURIDAD aplicado fundamentalmente al alargamiento de las carreras profesionales y recomendando a las Empresas y a la Administración:

  • Dotar de incentivos para seguir trabajando más allá de los 65 años.
  • Favorecer el reingreso al mundo laboral de la franja de los 55 a los 64 años.
  • Promover la pensión parcial combinada con el trabajo remunerado.
  • Deducciones de la Renta Imponible si se trabaja después de alcanzar la edad de jubilación.
  • Beneficios transitorios "puente", desgravaciones por vuelta al trabajo después de un período de paro para evitar el tunel del desempleo a la jubilación.
  • La contratación específica de trabajadores mayores.
  • Identificar un camino "final de carrera" de calidad.
  • Promover prácticas en nuevas posiciones para trabajadores mayores.
  • Horario flexible, rotación dentro de la empresa, teletrabajo.
  • Días "senior" Días libres, sustituir subidas salariales asociadas a años trabajados por días libres extras o reducciones de jornada.
  • Fijación de salarios vinculados al rendimiento individual.
  • Proponer y promover el autoempleo entre los trabajadores mayores.
  • Abolición de la edad obligatoria de jubilación.
  • Creación de redes para compartir experiencias entre empleadores de abordaje de la edad.

Además de estas recomendaciones merece la pena resaltar algunas de las propuestas ya en marcha:

FLEXJOBS: Dirigidos a personas que no pueden realizar un trabajo a tiempo completo. La empresa paga por el tiempo real trabajado y el municipio subsidia el resto del sueldo. Más de la mitad de los trabajadores que se acogen tienen más de 50 años.
REDES SÉNIOR: Forman equipos de desempleados de más de 50 años que se dirigen directamente a los empleadores para encontrar trabajo por cuenta propia o para promocionar a otros mayores de 50 años. Reciben financiación pública y se basan en la eficacia de los grupos para crear entusiasmo y compañerismo.

Son pequeños ejemplos de que algo está cambiando, de que la revolución demográfica se está empezando a sentir.


El cambio es difícil al principio, desordenado en el medio y magnífico al final. Robin Sharma


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