Edad y transformación profesional #reskilling. Inventando el nuevo mundo.


edadismo
Madre de tres hijos de 10, 11 y 15 años, divorciada. Estadounidense. Treinta años de experiencia como actriz de cine. Conservo movilidad, más amable de lo que dicen. Se ofrece para trabajo estable en Hollywood (experiencia en Broadway) Bette Davis, at. Martin Baum G.A. C. Referencia bajo demanda.

Con la aparición de la prolífica generación babyboomer se desató un exacerbado culto a la juventud que todavía hoy perdura e inauguró la era del #edadismo y de la condena al ostracismo de las generaciones mayores.

La COVID19 ha alterado profundamente las relaciones intergeneracionales y la necesidad de distanciamiento social nos ha separado por bloques que mejor no se "toquen". La Economía de bajo contacto ("Low Touch Economy") augura un futuro próximo, y hasta un presente, fuertemente tecnificado, en que trabajaremos en solitario y en remoto a través de herramientas de trabajo colaborativo sin contacto físico. Ante el virus, los jóvenes se sienten invencibles y los mayores, en cambio, amenazados... y eso está abriendo una profunda brecha generacional.

Bette Davis en su madurez tuvo que luchar contra el #edadismo porque el cine hollywodiense sólo ofrecía papeles interesantes, de protagonista, con enjundia... a mujeres jóvenes. Una de dos: o cambiar de oficio o cambiar el cine. Las "viejas glorias" (mujeres) de Hollywood de los 50 y 60 tuvieron que enloquecer (vease a Bette Davis, por ejemplo en "¿Qué fue de Baby Jane?") para poder seguir trabajando en la industria del cine.

Los trabajadores maduros hoy seguramente no tendremos que enloquecer, pero la pandemia ha hecho inevitable las dos cosas: "cambiar de oficio" y "cambiar el cine" y esto que afecta a todos los profesionales, lo hace especialmente con los profesionales sénior, que ya nos habíamos instalado en el dominio de unos ciertos conocimientos y habilidades que, en su día, nos habían resuelto la vida y que ahora parecen obsoletos. 

No es cierto, ni esas habilidades ni el conocimiento acumulado que configuran nuestra experiencia son inútiles, pero el profundo cambio social que estamos viviendo obliga a iniciar un proceso transformador. 


Raíces sénior
Y no sólo los profesionales maduros, también las empresas maduras deben comenzar este proceso de #reskilling para adecuarse a la nueva realidad que estamos construyendo y que necesita de nuevas propuestas , nuevos servicios, nuevas maneras de relacionarnos y convivir.  Y así, leo interesada las declaraciones de Brian Chesky, uno de los creadores de AIRBNB, que ante el desplome del turismo y por lo tanto, ante las cancelaciones de la contratación de habitaciones en casas de particulares, afirma:
"Lo mejor para la compañía es que la sociedad quiera que existas" para iniciar un proceso de transformación profunda del negocio, aplaudiendo el descenso del turismo masivo y apostando por los inquilinos locales, las ciudades pequeñas y los pueblos, y las estancias más prolongadas que permitan el teletrabajo... (el tercer espacio: ni en casa, ni en la oficina).


Consumismo
Nuevas necesidades, nuevos espacios..., la persona en el centro y el equipo en red hacen que oficios y profesiones estén en plena transformación. Y en las empresas surja una nueva figura al que podríamos denominar "Manager de transformación y reskilling del trabajo" cuyas funciones pasarían por mapear las habilidades actuales de la fuerza laboral, reinventar trabajos y tareas, identificar futuras habilidades necesarias y optimizar las metodologías de trabajo.    Ya no será suficiente prejubilar a los mayores de 50, que es prácticamente la  única medida de Gestión de la Edad que hasta ahora han utilizado las empresas grandes de nuestro país, ahora toca transformar, ahora toca construir un nuevo entorno económico y laboral.

Hay que pasar a la acción y luchar denodadamente contra el #edadismo, no sólo porque hay que luchar contra cualquier tipo de discriminación, sino porque ya no nos lo podemos permitir. No sólo porque la evolución de la pirámide de edad en España reafirma que, ya no el futuro, también el presente es de la nueva mayoría +50, y que la pandemia ha constatado que tampoco ha hecho crecer nuestro índice de natalidad, sino todo lo contrario..., sino porque necesitamos de toda la fuerza laboral para encontrar el camino a la nueva economía que se vislumbra.

Hay que ponerse manos a la obra en el relanzamiento y transformación del talento sénior, imprescindible para salir a flote y construir una sociedad diversa y justa.










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