Reskilling +50: de la “productividad” a la “vigencia”

Gemini IA

Después de más de 40 años trabajando en lo que antes se llamaba Recursos Humanos, si algo he aprendido es que las personas nunca dejan de sorprendernos. He visto carreras lineales que parecían inamovibles, transformarse por completo, a profesionales con muchísima antigüedad en la empresa, florecer tardíamente y con éxito. Y he comprobado que, cuando se ofrece en entorno adecuado, el talento de los trabajadores mayores de 50 años emerge con una fuerza inesperada.

Hoy, en plena era digital y de inteligencia artificial, hablar de “productividad” se ha quedado corto. La palabra que necesitamos es “vigencia”: la capacidad de mantenernos actualizados, relevantes y con valor para la empresa a lo largo de toda nuestra vida profesional.

El cambio que nos desafía

El Foro Económico Mundial estima que el 44% de las competencias cambiarán en apenas cinco años. Esto significa que no hablamos de un futuro lejano: está sucediendo ahora mismo. Muchas funciones desaparecerán y otras nuevas, como analistas de datos, especialistas en ciberseguridad o gestores de IA, ya están emergiendo.

Y aquí es donde surge el gran error de muchas organizaciones: pensar que los trabajadores sénior no pueden adaptarse. Nada más lejos de la realidad. Los profesionales mayores de 50 años poseen fortalezas clave —experiencia, criterio, resiliencia, capacidad de análisis, visión de conjunto— que son esenciales en este entorno incierto. Lo único que necesitan son programas de reskilling que les permitan transformar su perfil y actualizar sus competencias.

Del miedo al impulso

El reskilling no es un curso aislado. Es un proceso estructurado y acompañado que parte del autoconocimiento, explora nuevas profesiones, diseña un plan de acción, incorpora nuevas competencias y culmina con una transición sostenible. En otras palabras: un viaje que devuelve confianza, dignidad y motivación.

He visto cómo un administrativo con experiencia pasaba a convertirse en gestor de logística gracias a un itinerario bien diseñado, o cómo un contable reorientaba su carrera hacia el análisis de datos tras descubrir la transferencia de sus competencias analíticas. Estos procesos no solo benefician al trabajador: la empresa gana profesionales vigentes, motivados y leales.

Un cambio cultural necesario

Los responsables de Recursos Humanos tenemos en nuestras manos la posibilidad —y la responsabilidad— de impulsar este cambio. No se trata solo de diseñar programas de formación, sino de promover una nueva mirada sobre el talento sénior. Dejar de hablar de edad como una limitación y empezar a hablar de vigencia como una oportunidad.

Las empresas que den este paso no solo estarán preparadas para competir en un mercado en transformación, sino que además construirán una cultura inclusiva, diversa y humana, donde las generaciones se complementan en lugar de excluirse.

En conclusión

El futuro del trabajo no es expulsar a quienes superan los 50, sino invertir en su vigencia. Porque el aprendizaje a lo largo de la vida no es un lujo: es la estrategia más inteligente para garantizar la competitividad y la sostenibilidad de nuestras organizaciones.

Ha llegado el momento de sustituir la palabra “productividad” por “vigencia”. Y créanme, después de cuatro décadas en Recursos Humanos, sé que cuando a los profesionales sénior se les da la oportunidad de reinventarse, nunca decepcionan.


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