Mudanza

En el limbo

En ese punto delicado en el que todo está empaquetado, embalado, protegido, guardado, etiquetado... te quedas sin aliento y sin hogar. Por un momento eres un caracol con el peso de "nosécuantos" años de historia metido en apenas veinte o treinta cajas de cartón, transitando hacia una nueva morada, una nueva vida.
En el aire, sin antes ni después, un instante... en el limbo, ese lugar que ya no existe, en el que están los inocentes, los "sin historia".

Ropa, cuadros, platos, sillas..., son sólo objetos que podrías sustituir sin problemas... ¡qué magnífica sensación de desapego!
Para reiniciarme apenas necesito nada, casi nada, podría abandonar todas estas cajas y mi vida sería la misma, mis preocupaciones seguirían ahí, mis deseos, mis esperanzas, mis miedos...
Las "cosas" son prescindibles. Algunas personas, no. Espero expectante a mi hermano porque sé que comparto inquietudes e ilusiones. Me gusta tener cerca a algunos amigos y notar su aliento en mi nuca, dándome fuerza para construir ese nido perfecto donde compartiremos comidas, risas, música, charlas, lágrimas, ... Tanto que aprender de ellos....
No sé hacer un esqueje, Nina sí. No sé dónde hay que colocar esa luz para conseguir la calidez que persigo, Marta sí. No tengo ni idea, tan urbana soy, de cómo incorporar el silencio y la naturaleza a mi vida, Edita sí. Ni idea de qué rincones del barrio vale la pena descubrir, Lorena sí. Dónde está ese café perfecto que invita a la conversación, José Angel, sí. Esa conversación imprescindible que me llena de nuevo de fuerza, la espero de Anna y de Lluís. Esa reconcialiación emocionante que sé que algún día me ofrecerá Montse. Ese proyecto innovador, sobre el que echaremos cartas del tarot para llenarlo de buenas vibraciones, lo espero de Mercè. Esa conversación pendiente, para recuperar el pasado y para honrar como merecen a nuestras madres, me la regalará Eugenia. La sintonía casi sin palabras, casi sin explicaciones, se la pediré a Carmen. El hombro en el que apoyarme, el saber que está ahí, en silencio, vigilando que todo vaya bien, lo espero de mi hermano José Luis. La fuerza, el esfuerzo, la bondad natural, la de mi sobrino Ivo. Esas lecturas e ideales compartidos con Merche, aunque nunca hablemos de ello. ¡Y todos a los que no nombro...!!! Soy millonaria en amigos con los que vivir se convierte en una aventura apasionante. Soy millonaria en manos que se me tienden para apuntalarme, para mantenerme erguida y entera.
Estoy de mudanza, cambio de barrio, cambio de vida...

      

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