De mentores a patrocinadores: enterrando el hacha de la guerra generacional.

Forbes


Dafne y el emprendimiento.


Alex arruga la nariz al oír hablar de la posibilidad de volver a la empresa. Recuerda con horror miles de horas desperdiciadas en reuniones interminables que a nada conducían, órdenes sin sentido que sólo pretendían reforzar la falta de autoridad y competencia del jefe, y ese secretismo que todo lo envolvía para remarcar claramente que la cúpula estaba a otro nivel, muy por encima de los pobres indios que curraban incansables hasta la llegada de la noche.

Dafne habla con Alex del pasado y del presente. Alex salió de la empresa el mismo día que ella y Dafne busca su consejo para aclarar un poco el panorama que se le presenta ahora, que tiene que volver a reinventarse, que todo recomienza de nuevo y que este nuevo cambio la ha pillado absolutamente fuera de juego.

Acabarán viniéndome a buscar, ya verás, le dice Alex. Han quedado en la organización los más baratos y los más grises, la empresa se ha empobrecido de conocimiento de tal manera que los profesionales talentosos que quedan, se ven ahogados y repudiados por jefecillos tristes y asustados que sólo piensan en mantener su puesto y hundir cualquier atisbo de brillo, de luz, de genialidad.

¿Un poco radical, no? le dice Dafne...

Es posible que mi postura sea extrema, pero somos muchos los que nos estamos alejando de la empresa tradicional, organizada jerárquicamente como un ejército, que necesita de "mandos intermedios" para fiscalizar lo que hacen los "obreros", que reside en un edificio monolítico en el que controla a sus operarios a través de su presencia en el lugar de a través de su trabajo, de sus logros, como en una cárcel, que compra el tiempo de sus profesionales en lugar de su talento. 

¿Alejándonos? Más parece que nos echan, que prescinden de nosotros, los trabajadores senior. Responde Dafne.

Ni Millenials, ni Baby-boomers, parece que esa es la consigna. ¡Las empresas tradicionales están llenas de obedientes y temerosos profesionales treintañeros, ja, ja, ja!!! Y a nosotros nos unen más cosas con los nativos digitales de las que nos separan. En ambos casos, ¡estamos comenzando, ja, ja, ja!!! 

Los nativos digitales inician su carrera profesional, en muchos casos como freelancers, ¡qué remedio!, apenas hay contratación en este país. Se juntan en espacios de coworking, tienen una idea y lanzan una "start up", que si hay suerte, es absorbida por otra empresa más grande a los dos años. 

Muchos de nosotros, y te incluyo, Dafne, fuimos expulsados del sistema, por caros, por "maduros", edadismo (para no usar el anglicismo "ageísmo") se llama, discriminación por edad. Los que han tenido más fortuna, se han jubilado anticipadamente..., la mayoría hemos sido víctimas de un ERE, ¡mira que nos gustan los eufemismos!, porque llamar "Expediente de Regulación de Empleo" a despedir a un montón de gente, ¡tiene delito!

Pocos de nosotros volveremos a la empresa, volveremos a estar "empleados", como tantos "Millenials" que no sabrán nunca qué es esto de cobrar una nómina, un "bonus", beneficios sociales... Como en épocas anteriores a la Revolución Industrial seremos de nuevo "artesanos", trabajaremos para diferentes "amos" y cobraremos por nuestro trabajo, no por nuestro tiempo.

Propongo formar ejército con los "millenials", si ellos  que son la generación mejor preparada pero que menos ha podido demostrarlo, tienen la formación y el ingenio para inventar nuevos productos, descubrir nuevos procesos, tener grandes ideas, nosotros tenemos la experiencia, el conocimiento tácito que nos permite vislumbrar su viabilidad, implementar su construcción, elaboración, desarrollo...

Enterremos el "mentoring" y ofrezcámonos como patrocinadores de proyectos jóvenes, valedores de su talento y su potencial, avalistas de la futura rentabilidad de sus ideas y proyectos. Los babyboomers poseemos una extensa red de contactos acumulados tras largos años de trabajo, conocemos bien nuestro sector y sus peculiaridades, hemos visto levantarse y hundirse negocios y empresas... pero en lugar de "transmitir" nuestra experiencia, propongo unir esfuerzos, distribuyámonos el trabajo de igual a igual, trabajemos codo a codo en un proyecto común.

Sumémonos a los métodos de la economía colaborativa, al sistema económico y social que está emergiendo tímidamente basado en la colaboración y el procomún, en compartir en lugar de competir, en la generosidad e la cocreación.

Dafne no sabe si aplaudir o reprochar a Alex su arrebato, pero su discurso le ha hecho reflexionar: hay alternativas, hay caminos paralelos, hay otra forma de "hacer negocios", buscar empelo no es la única vía...

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