Nuevas profesiones para profesionales sénior. La embriaguez de la metamorfosis madurescente (en busca de la libertad)

Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo. Salvador Dalí

La existencia humana implica asombro, pregunta y riesgo. Y por todo esto, implica acción, transformación. Paulo Freire

Muchos profesionales, coetáneos míos, no entienden  porqué aquello que les hizo llegar a la cima, a su techo profesional, aquello de lo que entienden y en lo que son grandes expertos, tiene hoy poca o nula demanda y, a pesar de su buena reputación en su campo, porqué nadie requiere sus servicios.

Insisten en su oferta, que viene siendo idéntica desde hace muchos años, porque si algo funcionó en su día, les resulta incomprensible que ahora no funcione. Pero si analizamos en lugar de la oferta de los profesionales sénior, la demanda de los usuarios y clientes, veremos que estos últimos reclaman continuamente novedad y sorpresa.

Y la insistente referencia a la gestión del cambio que afecta a todas las organizaciones tiene que ver con esta demanda de los usuarios que consume novedades a mayor velocidad que la velocidad a la que se producen en la organización.

Algunos de mis coetáneos insisten, pues, en ofrecer de nuevo lo que el cliente percibe como "usado", "viejo", "visto", "probado" y que, por esa razón cae en el saco del olvido. Y por esa razón también cualquier producto tradicional añade sistemáticamente en su etiquetado la palabra "nuevo" o "novedad".

La incapacidad de adaptación al cambio de la que se acusa, casi siempre sin motivo y por puro "edadismo", a los profesionales sénior, puede deberse a la prevalencia de la inteligencia cristalizada sobre la inteligencia fluida, lo que muchos estudiosos del tema dicen que caracteriza a los procesos de envejecimiento. Recordemos que la inteligencia fluida es la que nos permite resolver situaciones nuevas, mientras que la inteligencia cristalizada nos permite resolver problemas en contextos conocidos.

La situación actual ya no se desenvuelve en escenarios o contextos fijos, inamovibles, sino en entornos fluidos, líquidos, cambiantes. Por lo tanto, frente a los entornos organizativos del siglo XX, en los actuales contextos profesionales se requiere de un mayor peso de la inteligencia fluida frente a la cristalizada. La buena noticia es que, si bien, la inteligencia cristalizada se desarrolla a través del tiempo y la experiencia acumulada, y por lo tanto es consustancial al profesional sénior, la inteligencia fluida se puede mantener, aumentar, desarrollar, entrenar, lo que fija como objetivo prioritario de los responsables del desarrollo del talento en las organizaciones, el facilitar ese entrenamiento para incrementar la inteligencia fluida que permitirá que los profesionales sénior sigan avanzando en el desarrollo de su carrera profesional.

Para el desarrollo de la inteligencia fluida quiero remitirme a los siete principios de Leonardo da Vinci citados en el libro: Inteligencia Genial de Michael J. Gelb 
Curiosidad: Búsqueda continua del aprendizaje.
Demostración: Poner a prueba.
Sensación: refinamiento de los sentidos.
Aceptación a la ambigüedad, la paradoja y la incertidumbre.
Arte/Ciencia: Pensar con todo el cerebro.
Corporalidad: Cultivo de la condición física y la ambidestreza.
Conexión: Reconocimiento de la interconexión entre todas las cosas y todos los fenómenos. Pensar en términos de sistemas.

Y para su necesario ejercicio memoria y atención, las dos grandes potencias que hemos visto como disminuían desde que internet se hace cargo de suplir a nuestra memoria y nos impide focalizarnos en un tema por un tiempo superior a unos minutos, dificultando así que profundicemos en ninguna información ni conocimiento. 

Si mantenemos, a través de un entrenamiento constante, nuestro nivel de inteligencia fluida a la que sumamos lo que nos aporta la experiencia, los trabajadores sénior pueden ofrecer a la organización "saber" que es el escalón siguiente al conocimiento. La "sabiduría" según Sternberg comprende los siguientes componentes:
Capacidad de razonamiento.
Sagacidad.
Aprender del entorno.
Juicio.
Uso exacto y rápido de la información.
Perspicacia.
Según Sternberg la persona sabia es consciente de lo que sabe y de lo que no y rechaza la automatización del pensamiento. Domina un estilo juicioso que le permite evaluar leyes y procedimientos. Convive con la ambigüedad y trata de comprender qué significa que la gente piense lo que piensa, diga lo que dice y haga lo que hace.

Los atributos de las personas "sabias" son según Orwoll y Perlmutler el autodesarrollo (autoconciencia, integridad  y negociación con los conflictos internos) y autotrascendencia (moverse más allá de las preocupaciones individuales hacia temas más colectivos y universales)  

El "saber" requiere de tiempo para que se genere y no tiene que ver con la especialización sino con todo lo contrario, con la capacidad de adaptarse, por ese equilibrio entre la inteligencia fluida y la cristalizada, a cualquier nueva situación y a cualquier persona o grupo.

Dentro de los planes de Formación y Desarrollo de las organizaciones el entrenamiento para el desarrollo de la inteligencia fluida debe ser indispensable para contar con profesionales sénior "sabios", porque ese es uno de los diferenciales de los profesionales expertos, y en una organización centrada en la persona, Recursos Humanos debe prestar servicio individualizado y diferencial a cada empleado. En el caso de los empleados sénior esto pasa por facilitar su desarrollo profesional y fomentar el incremento de la inteligencia fluida para que experiencia más conocimiento devengan un "saber".

Piloto de drones
El incremento de inteligencia fluida proporcionará al profesional sénior recursos para salir de su zona de confort e iniciar nuevos desafíos profesionales. Le permitirá analizar qué demanda el mercado y relacionarlo con su propio talento, iniciar entonces un proceso de aprendizaje y adaptación que finalmente le conducirá hasta un nuevo ciclo profesional que, además, sentirá que le supone un crecimiento profesional y personal.



Impresor 3D
Incorporar talento sénior a un proyecto innovador dentro de la organización facilitará su transformación profesional y aportará "saber" al equipo. En la fase previa a la puesta en marcha del proyecto es importante recalcar el rol de cada miembro del equipo y el papel evaluador, crítico y reflexivo del profesional sénior.





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