Soy babyboomer: toda una vida de pequeñas revoluciones y sigo...



Soy de la generación del babyboom. Nací en una posguerra pero he vivido uno de los períodos de bienestar y desarrollo más largos que la humanidad recuerda. 

Era una niña cuando el hombre pisó la luna y estaba en la cumbre de mi carrera profesional cuando cayó el muro de Berlín.

Fui feminista porque no podía abrir cuenta en un banco, ni alquilar un piso sin el consentimiento de mi padre o mi marido. 

No pude votar en las primeras elecciones democráticas de mi país porque entonces no tenía 21 años.

Viví con alegría y entusiasmo la explosión de la libertad sexual y el progresivo aumento del respeto por los homosexuales.

Vi como la educación se convertía en obligatoria hasta erradicar el analfabetismo.

La democracia trajo el estado laico y con él la evolución social y cultural hacia espacios más tolerantes y globalizados. Viví apasionadamente la desaparición de las fronteras en la Union Europea.

He tenido varias parejas y diferentes modelos de convivencia. Aproveché la implantación del divorcio y considero que he colaborado con mi propia experiencia y mi pequeña aportación, a la transformación radical de la idea de familia, pareja, convivencia... y sigo evolucionando hacia lo que serán los nuevos espacios compartidos en lo personal, lo laboral, lo social...

Me incorporé muy pronto al mundo laboral porque valoraba muy mucho mi independencia y autosuficiencia: mi libertad. 

Trabajé con máquinas de escribir, teléfonos analógicos y me incorporé al mundo digital a través de un ordenador con un procesador 386 que funcionaba con disquetes de 3 1/2, pero he evolucionado en paralelo al desarrollo de Internet sin problemas.

Pasé el sarampión del chat, sufrí decepciones presenciales después de apasionadas sesiones virtuales que confirman la intensidad de la palabra escrita  y la pobreza de nuestra gestualidad.

Estoy pues hecha a los cambios. Soy el cambio. Y no sólo vivo con alegría la revolución de la sociedad de la información y la comunicación, sino que soy parte activa de esta revolución.

De la revolución de los tiempos de redes, del trabajo colaborativo y la cocreación, de la inteligencia global y la realidad aumentada, de las smart cities y las redes sociales.

Estamos conectados. Los babyboomers estamos cambiando el mundo. Déjanos trabajar.


La Revolución Madurescente







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