Hay días...

Nuevo ataque madurescente

Me despierto algo triste y con el tono bajo. Será que no he dormido suficiente..., (ayer me acosté tarde), será que no siempre es posible volver a la carga por enésima vez, empezar por el principio cada mañana... mirar el correo y comprobar que de nuevo todo está pendiente, todo por concretar, todo en el aire... Que me han aplazado tal proyecto, que no acaban de ver claro nosequé acción, que sigo sin cobrar aquellootro de hace seis meses, que vuelven a pedirme una charla gratis porque es una oportunidad comercial única para mí... 

Que a ver cómo te engaño, cómo juego contigo, cómo te toreo...

Y cómo duele el silencio de algunas personas, con lo bien que me sentaría ahora echar una risas y hablar del futuro brillante que nos espera...

Qué pereza volver a calzarme la sonrisa y "ese empuje que me caracteriza" y lanzarme a la calle porque ... "tú no paras"... "estás en todos los saraos"...

Hoy no será una excepción, de nuevo escribiré quince o veinte mails, asistiré a una jornada, esta vez sobre cooperativas, comeré cualquier cosa y pasaré la tarde estudiando y escribiendo..., otra vez, una vez más.

Hay días en los que añoro poder esconderme detrás de la pantalla de un ordenador, en una mesa de despacho, rodeada de veinte o treinta personas que se esconden detrás de un ordenador. Hay días que añoro la hora del desayuno para dejar verde al jefecillo de turno y comentar que Tal se ha liado con Cual. O esa sensación maravillosa, que casi no recuerdo, de viernes al mediodía y todo un fin de semana por delante.

Se me pasará después de la ducha. Y volveré al ruedo y a la lucha... pero hay días....




Comentarios

  1. Conozco esa sensación y efectivamente, a algunos, se nos pasa con la ducha y el desayuno. Un pequeño impulso apenas y nos volvemos a lanzar contra los molinos.
    ¡Que pases un buen día!

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  2. Gracias Francesca, por recordarme que no son gigantes... sólo molinos. Un beso.

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